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¿Sabías que la demencia no es en sí una enfermedad? Cuando hablamos de demencia senil en adultos mayores, en realidad nos referimos a un conjunto de síntomas asociados a la pérdida progresiva de la memoria y de otras habilidades cognitivas. La mayoría de las demencias seniles se corresponden a un diagnóstico de Alzhéimer, pero también la demencia por cuerpos de Lewy, los trastornos frontotemporales, el Parkinson y la demencia vascular se incluyen dentro de las enfermedades que causan demencia y están asociadas a la edad, y que coloquialmente denominamos “demencia senil”.
Pues bien, aunque cada persona es única y experimenta estas enfermedades de manera diferente, sí que podemos hablar de tres fases principales de la demencia asociada al envejecimiento, desde síntomas leves hasta una pérdida total de la autonomía. Conocer estas etapas de la demencia senil y sus manifestaciones puede ayudar a las familias a comprender mejor la situación y ofrecer los cuidados más adecuados con el fin de retrasar, en la medida de los posible, la evolución de la enfermedad.
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Las diferentes enfermedades que se engloban como demencia senil no aparecen de un día para otro, sino que avanzan de forma gradual a través de distintas etapas. Desgraciadamente, son enfermedades incurables y degenerativas, así que, aunque la situación pueda mantenerse estable durante un tiempo (incluso años), nunca va a mejorar.
Todo ese proceso lento, pero evolutivo, podemos resumirlo en tres fases principales:
En la primera etapa, los síntomas de la demencia senil en adultos mayores pueden pasar totalmente desapercibidos o confundirse con el envejecimiento natural. La persona puede comenzar a mostrar pequeños olvidos, dificultad para recordar nombres recientes o extraviar objetos. También es habitual en las primeras etapas de demencia senil que la persona muestre una leve desorientación o una disminución en la iniciativa y la concentración.
En general, en esta primera fase todavía no se puede diagnosticar una enfermedad, ya que es habitual que las personas mayores tengan estas pérdidas de memoria y, por tanto, no tiene por qué relacionarse con una patología. Entonces, ¿qué podemos hacer? Pues básicamente tenemos que mantener rutinas estables y fomentar la estimulación cognitiva, por ejemplo, mediante juegos de mesa para entrenar la mente. Todo esto puede ser de gran ayuda para ralentizar el avance del deterioro.
En esta segunda fase, los síntomas de la demencia senil en personas mayores se vuelven más evidentes. El deterioro cognitivo se intensifica y pueden aparecer problemas para comunicarse, reconocer a familiares o realizar tareas cotidianas. También es común que la persona experimente cambios en su carácter, como irritabilidad, ansiedad o episodios de confusión.
Ante estos problemas, es normal que necesite ayuda de otra persona para realizar algunas tareas como vestirse, llamar por teléfono, cocinar o limpiar la casa. En esta etapa, el entorno emocional y social juega un papel crucial: mantener relaciones sociales activas y un acompañamiento afectivo de familiares y amigos contribuye al bienestar general del mayor. Puedes conocer más detalles en nuestro artículo sobre los beneficios de las relaciones sociales en los mayores.
En la fase avanzada, la demencia senil en adultos mayores provoca una dependencia total. Desafortunadamente, la persona ya no es capaz de reconocer a los familiares y pierde la capacidad de comunicarse de forma coherente. Además, necesita ayuda y cuidados constantes para todas las actividades básicas, como comer, asearse o desplazarse. También pueden aparecer problemas de movilidad, dificultades para tragar y una marcada desconexión con el entorno.
En este punto, el acompañamiento profesional especializado es fundamental para garantizar la seguridad y el bienestar del mayor, así como para apoyar emocionalmente a sus familiares en una etapa tan complicada.
Antes de que llegue el diagnóstico, las familias que conviven con una persona afectada ya han podido observar síntomas que afectan a su día a día. Estos primeros síntomas de la demencia senil, como decimos, pueden ser sutiles y variar de una persona a otra, pero suelen ser:
Estos síntomas, sin duda, están estrechamente relacionados con la tercera edad. No obstante, si fuera posible detectar estos signos de forma temprana, podremos acceder antes a un diagnóstico y tratamiento, mejorando la calidad de vida del paciente y de su entorno.
Ver cómo un ser querido cambia debido a la demencia senil puede resultar muy duro y desconcertante. A menudo, la persona comienza a mostrar olvidos frecuentes, repite frases o preguntas, se desorienta en lugares conocidos o reacciona con irritabilidad, desconfianza, agresividad o comportamientos inapropiados ante situaciones cotidianas. También puede volverse más apática o retraída, evitando el contacto social o mostrando dificultad para reconocer a familiares cercanos.
Además, la persona puede sufrir alucinaciones, es decir puede ver, oír o sentir cosas que no existen, debido a que interpreta erróneamente lo que ve, oye o siente. De igual modo, pueden aparecer delirios, al creer cosas que no son ciertas, ya que la persona tiene alterado su razonamiento y construye una realidad alternativa para explicar lo que le ocurre.
Es importante recordar que estos comportamientos no son voluntarios, sino consecuencia de los cambios que la enfermedad produce en el cerebro. Por eso, es fundamental entender, acompañar y cuidar con empatía. En Bouco, trabajamos cada día para ofrecer ese apoyo tanto al mayor como a su familia. Nuestro equipo de profesionales especializados en el cuidado de personas con demencia proporciona un entorno seguro, afectivo y adaptado a sus necesidades según las etapas de la demencia, ayudando a que cada residente conserve su bienestar, dignidad y calidad de vida.
Si en tu familia hay alguien que presenta síntomas de demencia senil, en Bouco podemos ayudarte. Contacta con nosotros y descubre nuestras actividades para fomentar el envejecimiento activo, así como nuestro equipo de profesionales que pueden ofrecerte la atención, los cuidados y el acompañamiento que tu ser querido necesita en cada una de las etapas de la demencia senil.
Referencias consultadas: